Actividades para disfrutar sin prisas

Desde la finca, puedes salir por tu cuenta y descubrir la zona sin prisas.
Aquí, el tiempo transcurre lentamente: la naturaleza comienza en tu puerta y el silencio facilita el descanso.

SENDERISMO

SENDERISMO

Senderos desde la finca y más allá

01. Ruta circular al Barranco de Los Tilos.

Duración aproximada: 3 horas | Dificultad: Moderada | Distancia: 7 km

Esta ruta comienza en la entrada de la finca, tomando el sendero que desciende suavemente a través de los bosques de eucaliptos y laurisilva. A medida que avanza, disfrutará de la riqueza natural del entorno, con el canto de los pájaros y el murmullo del agua.

Después de aproximadamente 1,5 km, el camino llega a una bifurcación. Tome el desvío hacia el Barranco de Los Tilos, siguiendo las señales naturales (se reconocen por las marcas rojas y blancas pintadas en las piedras). Aquí, el camino se estrecha y desciende, ofreciendo espectaculares vistas del bosque de laurisilva.

A mitad de camino, encontrará un pequeño claro ideal para descansar, hacer fotos o simplemente disfrutar del silencio. Continúe por el sendero hasta llegar al fondo del barranco, donde un arroyo cristalino y la sombra de los tilos invitan a detenerse.

El camino de vuelta asciende por un sendero más ancho y soleado, pasando por antiguos bancales y muros de piedra seca, que hablan de la historia agrícola de la zona. La ruta termina de nuevo en la granja, donde podrá reponer fuerzas y relajarse.

Consejos prácticos:

  • Lleve calzado cómodo y abundante agua.
  • Utiliza protección solar y sombrero, sobre todo en los días soleados.
  • Presta atención a las señales de los senderos y respeta el medio ambiente.
  • No dejes basura y llévate todo lo que traigas.

Duración aproximada: 2,5-3 horas | Dificultad: Moderada | Distancia: 6,5 km

Esta pintoresca excursión comienza en la entrada de la finca, en dirección norte por un sendero en suave ascenso bordeado de árboles frutales y plantas aromáticas. Mientras camina, atravesará paisajes tradicionales canarios, con viejos muros de piedra, campos en terrazas y amplias vistas de las colinas circundantes.

A mitad de camino, el sendero se adentra en una zona más fresca y sombreada, con tramos de bosque de laurisilva, que ofrecen la oportunidad perfecta para descansar y respirar aire fresco y húmedo. A medida que nos acercamos a Fontanales, el sendero se abre a las vistas de pequeñas granjas y animales pastando, un vistazo a la vida rural del norte de Gran Canaria.

Una vez en el pueblo, puede parar a tomar un café, explorar la plaza local o visitar un mercado tradicional (según el día). El regreso sigue el mismo camino u, opcionalmente, un bucle ligeramente más largo para aquellos que deseen ampliar la experiencia.

Consejos prácticos:

  • Lleve calzado cómodo y una chaqueta ligera, ya que en Fontanales puede refrescar.
  • Lleve algo de dinero en efectivo por si quiere disfrutar de un café local o comprar productos.
  • Consulte los días de mercado si desea hacer coincidir su visita con eventos locales.

Duración aproximada: 2 horas | Dificultad: Fácil-moderada | Distancia: 4 km

Este sendero es perfecto para los huéspedes que deseen un paseo más corto sin perderse la grandeza del paisaje. Partiendo directamente de la finca, el sendero asciende suavemente hasta una cresta que ofrece vistas panorámicas del Barranco del Laurel, uno de los espacios naturales más emblemáticos de la región.

Por el camino, pasará junto a grupos de vegetación autóctona, muros de piedra seca y antiguas parcelas agrícolas. La luz cambia constantemente a medida que las nubes se deslizan por las colinas, convirtiendo cada paso en un deleite visual tanto para los amantes de la fotografía como de la naturaleza.

En el punto más alto, podrá ver el profundo barranco que hay debajo, las copas del bosque de eucaliptos y, en los días claros, incluso un atisbo del océano en la distancia. El descenso es suave y regresa a la finca.

Consejos prácticos:

  • Ideal para pasear a primera hora de la mañana o al atardecer para disfrutar de la mejor luz.
  • Lleve calzado cerrado con buen agarre, sobre todo en las estaciones secas.
  • Traiga su cámara, las vistas merecen la pena.

RELAJACIÓN

RELAJACIÓN

Momentos de calma

01. Yoga al amanecer

Comenzar el día en silencio, con una luz suave y aire fresco, es una de las experiencias más sencillas y poderosas que ofrece la finca. En las terrazas o espacios al aire libre, puedes extender tu esterilla y dedicar unos minutos a estirarte, respirar profundamente y sentir cómo el entorno cobra vida.

Aquí no hay instructores ni rutinas fijas: tú decides cómo moverte y cuánto tiempo quedarte. El barranco, el canto de los pájaros y la claridad de la mañana crean un entorno natural que te invita a encontrar tu propio ritmo.

No importa si nunca has practicado yoga o si lo haces a menudo. Lo que importa es la oportunidad de conectar contigo mismo sin distracciones, rodeado de calma y naturaleza auténtica.
Este pequeño ritual matutino puede marcar la diferencia entre un día ajetreado y uno en el que realmente recuperas tu energía.

Cada casa está diseñada con rincones tranquilos para hacer una pausa: mesas junto a la ventana, sillas cómodas y una suave luz natural que se convierten en lugares perfectos para leer, escribir o simplemente dejar pasar el tiempo sin prisas.

No hay ruido del tráfico ni bullicio social que interrumpa tu concentración. Lo único que se oye son los sonidos naturales del campo: un pájaro, el viento, quizá algún animal en la distancia. En esa quietud, algo tan sencillo como abrir un libro se convierte en un momento de verdadero descanso.

Aprovecha estos espacios para ponerte al día con un libro, escribir tus pensamientos cuando estés tranquilo o mantener una conversación sin prisas. La privacidad de cada casa garantiza que el tiempo que pases aquí sea realmente tuyo.
Lo que parece un pequeño detalle (una silla cómoda, silencio y buena iluminación) suele ser lo que más valoran los huéspedes cuando se marchan.

Cuando cae la noche, la finca se envuelve en una oscuridad limpia, lejos de las luces de la ciudad. Desde cualquier terraza, se pueden contemplar constelaciones que a menudo pasan desapercibidas en otros lugares.

No necesitas un telescopio ni equipo especial, solo ropa de abrigo, un asiento o una manta y unos minutos para que tus ojos se acostumbren a la oscuridad. El silencio nocturno se funde con la inmensidad del cielo, creando una sensación de quietud difícil de encontrar en cualquier otro lugar.

Aquí, observar las estrellas no es una actividad organizada, sino una invitación a detenerse, a dejar que el tiempo fluya mientras conectas con algo más grande que tú mismo.
Muchos huéspedes dicen que estas noches tranquilas se convierten en recuerdos inolvidables, sencillos y poderosos a la vez.

NATURALEZA

NATURALEZA

El ritmo de la finca

01. Huerto ecológico

El huerto forma parte de la vida cotidiana en la finca. Dependiendo de la temporada, se puede ver cómo se plantan y cuidan las verduras, las hortalizas y las hierbas antes de utilizarlas en la cocina. Es un espacio sencillo, pero lleno de significado, que nos recuerda que lo que consumimos proviene de la tierra y que el trabajo manual tiene su propio valor silencioso.

En ocasiones, el equipo de la finca invita a los huéspedes a participar en pequeñas tareas, como regar, plantar o recolectar. No se trata de una actividad turística planificada, sino de una forma sincera de compartir el ritmo de la vida rural.

Participar es opcional, pero solo observar ya es toda una experiencia. Ver cómo algo crece con paciencia te aporta tranquilidad y te reconecta con un ritmo más natural, lejos del ajetreo de la vida urbana.

El jardín no está destinado a la producción a gran escala ni a la exhibición, sino a vivir en coherencia con el compromiso ecológico de la finca.

En Los Arcos del Laurel compartimos el espacio con la naturaleza. Gatos, gallinas y otros animales típicos de la vida rural viven libremente aquí. También es habitual ver insectos, pájaros o alguna que otra araña, todos ellos parte del equilibrio natural de la finca.

Mantenemos el entorno limpio y cuidado, pero preferimos convivir con la naturaleza en lugar de borrarla. Por eso es importante venir con una actitud abierta y respetuosa hacia los animales y el medio ambiente.

Los gatos forman parte de la finca: están acostumbrados a las personas, pero campan a sus anchas. Las gallinas ayudan a mantener el jardín y los insectos contribuyen a mantener el equilibrio del ecosistema.

Este contacto directo con la naturaleza viva forma parte de la auténtica experiencia de alojarse en una finca ecológica: sencilla, viva y en armonía con su entorno.

Nota: No se admiten mascotas y se ruega a los huéspedes que no alimenten a los animales.

Cuando las condiciones lo permiten y no hay alerta de riesgo de incendio, la finca ofrece la posibilidad de preparar una sencilla barbacoa al aire libre. No se trata de una reunión social o multitudinaria, sino de una ocasión tranquila para cocinar al aire libre bajo las estrellas.

Compartir una comida en este entorno es una experiencia diferente: el fuego, la noche y el silencio crean una atmósfera única que conecta con la tradición local. Todo se hace siguiendo unas normas de seguridad claras y respetando el medio ambiente, ya que aquí la naturaleza es siempre lo primero.

No es algo garantizado ni cotidiano, sino más bien una sorpresa ocasional que depende del clima y la estación. Eso es lo que lo hace especial: no está planeado, y por eso se aprecia aún más.

Una barbacoa en la finca es la prueba de que las cosas sencillas pueden convertirse en recuerdos imborrables cuando se comparten en el entorno adecuado.

ENTORNO

ENTORNO

Los alrededores

01. El pueblo de Moya

El pueblo de Moya está a menos de diez minutos en coche de la finca. Allí encontrarás todo lo que necesitas para tu estancia: supermercados, panaderías, restaurantes y otros servicios esenciales.
Pero Moya es mucho más que una parada práctica. Pasear por su centro histórico, visitar la iglesia o simplemente disfrutar de un café en la plaza principal es una forma de conectar con el ritmo cotidiano de la isla.

Es un lugar tranquilo, alejado del turismo de masas, que aún conserva su carácter local. Muchos huéspedes pasan la mañana explorando y regresan a la finca con la sensación de haber descubierto un rincón auténtico de Gran Canaria.
Incluir Moya en tu estancia significa tenerlo todo cerca, sin renunciar a la tranquilidad que viniste a buscar.

La finca se encuentra dentro de la Reserva Natural de Doramas, un área protegida que conserva uno de los bosques de laurisilva más importantes de la isla. Sus senderos atraviesan una vegetación exuberante y húmeda, donde cada paso invita a reducir el ritmo y escuchar.

Desde la finca se puede acceder fácilmente a varias rutas: algunas comienzan justo en el Barranco del Laurel, mientras que otras se encuentran a solo unos minutos en coche, como el conocido sendero de Los Tilos de Moya. Todas ellas ofrecen opciones accesibles para diferentes niveles de senderistas, rodeadas de una densa vegetación y un paisaje tranquilo.

Explorar Doramas no es solo hacer senderismo, es una oportunidad para respirar aire puro y experimentar de cerca la riqueza natural de Gran Canaria.

Si desea combinar la tranquilidad de la montaña con el mar, las playas y los pueblos costeros del norte de la isla se encuentran a menos de media hora en coche. No se trata de playas turísticas, sino de lugares más auténticos donde los lugareños y los visitantes comparten el mismo ritmo relajado.

Allí también se puede degustar la gastronomía local: pescado fresco, papas arrugadas o un buen café con vistas al mar. Es el contraste perfecto con la quietud del barranco y una forma de experimentar toda la variedad de la isla.

Volver a la finca después de un día en la playa refuerza la sensación de refugio: silencio, vistas al barranco y descanso auténtico.